Juan Bautista Alberdi
Jurista, sociólogo y publicista
Nació en Tucumán el 29 de agosto de 1810.
Murió en París (Francia) el 19 de junio de 1884.
Nacido en al
año fundamental de 1810, Juan B. Alberdi es
considerado uno de los más importantes publicistas
argentinos del siglo pasado y el "Padre de la
Constitución Nacional Argentina". Su figura es,
quizás, parangonable con la de
Domingo Sarmiento
(con quien Alberdi mantuvo enconadas polémicas)
respecto de la prédica y el tesón que ambos pusieron
al establecer los fundamentos sociales, políticos y
culturales de la Nación.
Hijo de un
comerciante español y una patricia tucumana, doña
Josefa Aráoz y Balderrama, (que tenía un lejano
parentesco con San Ignacio de Loyola), Alberdi
reconoce el dolor como primera sensación vital. "Mi
madre –diría- había dejado de existir con ocasión y
por causa de mi nacimiento. Puedo así decir como
Rousseau, que mi nacimiento fue mi primera desgracia."
Formado en
un hogar que había apoyado fervientemente la
Revolución, su primer contacto con la historia grande
del país será a través de
Belgrano,
quien frecuentaba el hogar de los Alberdi. Juan
Bautista reconocerá en el gran militar un padrino, y
dedicará numerosas páginas a defender ante la historia
la figura del Creador de la Bandera. Esta defensa lo
llevará a polemizar con
Mitre,
y ganarse la enemistad de
Sarmiento:
"Si Mitre se ha parado sobre la estatua de
Belgrano para hacerse visible, Sarmiento se para
encima de Mitre, o sobre los dos, con la misma mira
–expresará-, y para recomendarse a sí mismos, sus
hechos, su época, rebajan a Belgrano, lo presentan
como su inferior, por el lado de sus pretendidos
defectos. En lugar de elevarse a las virtudes de
Belgrano, imitando su modestia, rebajan al héroe a su
nivel de ellos, critican sus faltas, publican sus
procesos, hablan de sus flaquezas y defectos, para
mostrarse ellos superiores en saber militar, en
política, en energía de hombres de Estado."
Bajo la
influencia de
Belgrano,
y por el apoyo del Gobernador tucumano Heredia, quien
lo encomendó al caudillo Facundo Quiroga para que
estimulara su afición al estudio, Alberdi estudió
inicialmente en el Colegio de Ciencias Morales de
Buenos Aires (que
Belgrano
había creado), aunque no terminó los cursos, que
abandonó en 1824. Por esa época, la música y las
amistades pesaron para él más que una carrera y la
búsqueda de una profesión. Sin embargo, no tardaría
mucho en decidirse por los estudios del derecho, y
hacia 1840 recibió su diploma de Abogado en
Montevideo.
De estos
tiempos de juventud, Alberdi recordaría su amistad con
Miguel Cané, Marco Avellaneda, Esteban Echeverría y
Juan María Gutiérrez,
amigos que, según sus apuntes biográficos, dejarían
una impronta decidida en su persona y sus escritos, y
con quienes formaría la Asociación de Mayo.
A pesar de estos
estudios (los de Montevideo, de discutible calidad),
Alberdi puede ser considerado un autodidacta.
Recordaba de su juventud las lecturas de Rousseau,
Bacón, Buffon, Montesquieu, Kant, Adam Smith,
Hamilton, Donoso Cortés, etc. Serían las obras de
Rousseau (El Contrato Social, especialmente)
y El Federalista de Hamilton, las que más
influirían en él posteriormente. De manera consecuente
con esta formación, rechazó con vehemencia la
mediocridad de la Academia de Derecho de Buenos Aires,
cuyos cargos docentes estaban ocupados por españoles
de dudosa calidad académica. Entonces, decidió que
haría los estudios por propia cuenta, sin tutores ni
maestros.
En 1940 partió
hacia Europa, donde residiría por poco tiempo. Volvió
a América en 1843 y se asentó en Valparaíso (Chile)
donde ejerció la abogacía con éxito profesional,
ganando un alto prestigio entre la sociedad local.
Para esa época publicaría su primera obra importante:
Fragmento preliminar al estudio del Derecho,
tesis doctoral publicada en Buenos Aires en 1837 y que
puede considerarse como la primera del corriente
historicismo de la literatura jurídica argentina,
superada de la doctrina clásica que concebía al
sistema de leyes como inmutable. El historicismo, por
contrario, consideraba al sistema jurídico como un
elemento dinámico y continuamente progresivo de la
vida social. En Chile, además, publica una memoria
llamada Sobre la conveniencia y objetos de un
Congreso General Americano. En esta obra, la
tesis de reválida de su título de abogado, expresa
Alberdi que "la causa de América es la de su
población, la de su riqueza, de su marina, de su
industria y comercio." Propugna, además, la unión
americana, a través de diversas herramientas
administrativas y jurídicas, por ejemplo, la unión
aduanera.
Otras obras de
este período son Ejecuciones y quiebras en Chile
y La Magistratura y sus atribuciones. En
estos años, Alberdi hizo las veces de periodista
escribiendo numerosos artículos costumbristas con el
seudónimo de "Figarillo".
Luego de una
breve estadía en la Argentina, comenzó en 1838 un
exilio voluntario en Montevideo, con motivo de su
decisión de no jurar adhesión al régimen federal. Será
en Uruguay donde comience la redacción de una obra
sobre derecho público, materia prácticamente ausente
en el país y fundamental, según Alberdi, para la
constitución de las normas rectoras de la sociedad
nacional. Para eso, estudiará la historia, el derecho,
la política y la economía de Estados Unidos e
Inglaterra, con atención especial a la evolución de
las instituciones jurídicas a lo largo de la historia.
En 1852 publica las Bases y puntos de partida para
la organización política de la República Argentina,
el tratado más importante de derecho público americano
y que sería elogiado entusiastamente por los más
distinguidos publicistas de todo el mundo. Las
Bases, notoriamente influidas por el derecho
constitucional norteamericano, serán el esqueleto de
la Constitución Nacional Argentina, nacida en 1853 y
cuyos hacedores leyeron y releyeron la obra de
Alberdi. Tanto que la segunda edición de las Bases,
de setiembre de 1852, serán ampliadas con un proyecto
de Constitución Nacional, que los constituyentes de
Santa Fe usarán como modelo un año más tarde.
En manos del
General Urquiza, las Bases se distribuyeron
rápidamente por todo el país. De modo manifiesto,
interpretaron el anhelo generalizado de organización
nacional del pueblo argentino y sirvieron para que la
Confederación estableciera una estructura
institucional que cohesionara a las provincias.
Excepto Buenos Aires, que adheriría al nuevo sistema
jurídico recién en 1860, las Bases fueron
aclamadas por intelectuales, políticos y juristas de
todo el país. Poco tiempo después, Alberdi publicó
Elementos de derecho público provincial para la
República Argentina, que sería el complemento de
las Bases y que marcarían el establecimiento
definitivo del derecho público nacional.
Encomendado por Urquiza, Alberdi viajó a Europa en
misión diplomática. Su cometido era evitar que las
naciones europeas reconocieran a Buenos Aires como
nación independiente. La tarea, cumplida con éxito por
Alberdi, le permitió al jurista argentino, sin
embargo, entrevistarse con las personalidades más
destacadas de la época, como el Emperador Napoleón III,
el Papa Pío IX y la Reina Victoria de Inglaterra y dio
ocasión al odio irrestricto de los porteños y sus más
importantes representantes, como
Mitre
y
Sarmiento,
hacia su persona. Cuando
Mitre
se hizo del poder, decretó la caducidad de todos los
mandatos diplomáticos en Europa, y dio oportunidad a
que
Sarmiento
publicara en "El Nacional" acerca de la misión de
Alberdi, que "había prostituido en las antesalas
de los reyes los principios republicanos, poniendo en
ridículo a la República Argentina."
Regresó al
país en 1878, cuando Tucumán lo eligió diputado
nacional. Para entonces, habían pasado 14 años de su
labor diplomática, y los tiempos políticos habían
cambiado. Tanto, que el mismísimo
Sarmiento
envió a su secretario personal a recibir al ilustre
publicista al puerto, para darle la bienvenida. En el
Congreso, al día siguiente, Alberdi y
Sarmiento
se estrecharon en un abrazo.
El odio de
Mitre
aún no había mermado, sin embargo, y en 1880, cuando
el presidente Roca solicitó al Congreso la edición de
las obras de Alberdi, desde "La Nación"
Mitre
comenzó nuevamente la guerra. Los mitristas negaron
también a Roca el acuerdo para nombrar a Alberdi
representante diplomático en París.
Estos hechos lo
empujaron a abandonar nuevamente la Patria. Marchó a
París, con el cargo de Comisario de Inmigración
otorgado por el gobierno, pero sin fuerzas, ni
recursos.
Falleció en un
suburbio parisino el 19 de junio de 1884
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