Asume José E. Uriburu
Al amanecer del 6 de Septiembre
de 1930 , el General Uriburu llega al Colegio Militar con un grupo
de partidarios, mientras el Ministro González se instala en la Casa
de Gobierno. Pequeños destacamentos militares de la Capital se
declaran en rebelión y se concentran en Colegiales, mientras en
Belgrano y en Flores se reúnen grupos de civiles. Un avión, salido
de El Palomar, sobrevuela la Capital y arroja propaganda
revolucionaria. Muy pronto le siguen otras máquinas aéreas, que en
número de 24 recorren distintas zonas de la ciudad, y amenazan con
bombardear los regimientos de infantería de Palermo si no se pliegan
a la revolución. La policía, a órdenes del Coronel Juan J. Graneros,
realiza detenciones de civiles y militares sorprendidos con armas en
concentraciones.
También a Campo de Mayo ha arribado una pequeña caravana de
automóviles, en los que llegan numerosos dirigentes políticos que
son detenidos. El General Alvarez ratifica la detención, pero
después de conversar con ellos se pone en comunicación con Uriburu y
resuelve plegarse al levantamiento con toda la guarnición. El
Coronel Avelino Alvarez y el Teniente Coronel Atilio Cattáneo logran
restablecer la fidelidad al gobierno, y ordenan la detención de 70
oficiales mientras los civiles huyen y buscan refugio en Tigre. A
las 10 de la mañana cruza la ciudad el estridente sonido de la
sirena de Crítica, con el anuncio de la revolución. En esos
momentos se pone en marcha sobre la Capital el Colegio Militar. A la
cabeza va el General Uriburu, quien cursa el siguiente mensaje al
vicepresidente Martínez: “En este momento marcho sobre, la
Capital a la cabeza de las tropas de la primera, segunda y tercera
división de ejército. Esperamos encontrar a nuestra llegada su
renuncia de vicepresidente, como también la del presidente titular.
Los hacemos a los dos responsables por cualquier derramamiento de
sangre para sostener un gobierno unánimemente repudiado por la
opinión pública”.
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